
A pesar de mis esfuerzos, no consigo promover mi extenuada habilidad soporífera ante los rostros contraídos y temerosos de mis otras partes, de mis otras vidas. Para ellas no soy nada, nadie... Sólo un poco de pluma y labial sangrientos, pero repito, esa de verdad que no soy yo, no.
Y como no apaciguo sus desvelos inquebrantables, su acecho malsano y corruptor, prefiero siempre la foto de esta extraña que sin espejo alguno, deslumbra mi mirada desesperada y deseosa.
1 comentario:
¿que te digo que no te haya dicho o no sepas aún? El nuestro es el más delicioso ejercicio de repetición. Querida, no lo cambiaría por nada en este mundo ni el siguiente.
Publicar un comentario